El corazón sagrado de la ciudad debe su nombre a la imponente Catedral que se encuentra frente al Baptisterio, el Palacio Episcopal y la Curia.
Antes de que la Serenísima creara la actual Piazza Vecchia, ésta era la plaza de la ciudad, dedicada a San Vicente. Aquí se hacían avisos, se levantaban actas notariales, se hacían intercambios y se hacían trueques.